viernes, 19 de junio de 2009

¿Padece usted de dequefobia?



Jairo Aníbal Moreno
En los últimos años, el escenario - de por sí - atiborrado y complejo de las neurosis domésticas dio la bienvenida a una, de forma extraña y contenido intelectual, que amenaza con convertirse pronto en la pandemia del nuevo milenio. Se trata de la dequefobia, entidad que navega en las aguas turbias de las fobias[1], especialmente de las generadas y promovidas en la escuela.

La dequefobia, nace allí, al amparo de concepciones pedagógicas de sospechoso rigor dictatorial. Allí, en la escuela convencional aparecieron para quedarse y convencernos de que la inteligencia es una virtud dudosa y frecuentemente castigada, la fronemofobia (miedo a pensar), la centofobia ( miedo a las ideas nuevas), la allodoxafobia ( miedo a las opiniones), la cainofobia ( miedo a fallar), la laliofobia ( miedo a hablar), la ataxofobia ( miedo al desorden), la tan de moda, siniestrofobia ( miedo a la izquierda), la atelofobia ( miedo a la imperfección), la atazagorafobia ( miedo al olvido) y en virtud de todas ellas, la verbofobia ( miedo a las palabras ), la bibliofobia ( miedo a los libros), la epistemofobia (miedo al conocimiento), la sofofobia (miedo a aprender),la bufonofobia ( miedo a los sapos) y, finalmente, la vergonzante didascaleinofobia ( fobia a la escuela).

Como forma particular de onomatofobia (miedo a escuchar ciertas palabras), la dequefobia consiste en un terror irracional, infundado y desproporcionado a la preposición DE, cuando ésta aparece antes de la conjunción relativa o complementaria QUE. Se tiene la sospecha de que este temor tiene su origen en prácticas de ultracorrección, surgidas cuando la academia enfiló su artillería contra el dequeísmo: fea y cacofónica costumbre de adornar verbos objetivos con la, en este caso, imprudente e innecesaria, preposición DE. (Pienso de que, dijo de que, siente de que, escribió de que…)

Aunque tengo la convicción teórica de que [2] las palabras se validan en el uso, de que es la dinámica de las interacciones sociales la que señala las perfecciones de una lengua, también tengo la certeza de que para el académico, para el estudioso, para el maestro, para el profesional de la palabra, es una acción obligada conocer la lengua y ésta no solamente es un “cementerio de palabras”, es también y en principio, un código reglado, que si bien es construido en el juego social cotidiano, tiene condiciones de uso en ocasiones desconocidas por el dequefóbico.

Por ejemplo, en las expresiones: “Se acordó de destituir a la secretaria” y “Se acordó destituir a la secretaria”, la presencia de la preposición A, señala un rumbo semántico distinto. En este caso es fácil aceptar que no es lo mismo acordarse de (evocar un hecho) que acordarse algo (llegar a un acuerdo). De la misma manera, es bien diferente decir “Otra vez Uribe aspira a la presidencia”, asunto que me ha recrudecido el insomnio y producido recientemente algunas fobias, que “Otra vez Uribe aspira la presidencia”, tema éste algo insólito si se piensa en la enorme cantidad de consejeros, conserjes, secretarios privados y voluntarios que aspiradora en mano, realizarían con gusto esta labor.

Así mismo, para todos, menos quizás para los dequefóbicos, los enunciados: “Todos se sorprendieron con el chisme de que se comió un elefante” y “Todos se sorprendieron con el chisme que se comió un elefante”, son estructuras con contenido diferentes. Si bien, el hecho de que alguien se hubiera comido un elefante, sorprende y causaría la envidia de más de un carnívoro, el suceso de que un elefante se hubiera comido un chisme, desafía aún más nuestra lógica e imaginación. Escribir DE QUE, resulta en este caso, no sólo válido, sino imprescindible.

Por el mismo camino argumental, abrigo la esperanza de que encontremos que “Me derrotó con el argumento de que es débil…”, es conceptualmente diferente a “Me derrotó con el argumento que es débil”.En verdad, muy pocos académicos serían derrotados con argumentos débiles, mientras que el argumento de que alguien es débil, puede ser en algunas circunstancias, un argumento fuerte, consistente y efectivo. De igual forma, si decimos que “La noticia de que escribe bien, es falsa”, estamos afirmando que es falsa la noticia de que alguien escribe bien, mientras que cuando suprimimos la preposición para anunciar:” La noticia que escribe bien, es falsa, queremos subrayar el hecho de que la noticia en cuestión, es falsa aunque esté bien escrita.

Ahora bien, si en este punto aún tiene duda de si es usted una persona dequefóbica, o si sabiéndolo ya, quiere conocer de qué grado o de qué tipo (perverso, moderado o ingenuo), es el mal que lo aquebranta, le recomiendo que conteste con serenidad y buena fe, el test que aparece enseguida. Cerciórese primero de que no sufre de testofobia y de que la catagelofobia o temor al ridículo y signo inexorable de la escuela flagelante occidental, todavía no lo con-vence.

Marque con una x, los enunciados que considere inadecuados o incorrectos.

1. Nos descrestó con la noticia de que la compró en Miami.
2. Estoy seguro de que es de esa manera.
3. Sus amigos se enteraron de que sabía poquito.
4. No lo pudo persuadir que la tierra es cuadrada.
5. No se entero de que la vida es movimiento.
6. Caímos en la cuenta de que la vida debemos estudiar.
7. Nadie los persuadió que eran felices.
8. Ya no duda de que tengo la razón.
9. Pienso de que existo.

Si marcó como incorrectos todos los enunciados (menos el 4 y el 7) y pertenece a la comunidad académica encargada del debate lingüístico, no hay duda de que usted es un dequefóbico perverso y radical. Seguramente está convencido de que NUNCA puede precederse la palabra QUE, con la preposición DE. Tal vez tenga un conocimiento apenas intuitivo de la lengua. Si usted es, o será, maestro podría ser infundadamente descalificador. Podría ser arrogante, ultracorrector, pensador axiomático, conmovedoramente convergente. Podría sentirse, con frecuencia y sin razón, un gramatólogo infalible. Tal vez le moleste la canción de Pablo Milanés: “De qué callada manera, no por hilefóbico (miedo al materialismo), ni quizás por bolsefóbico (miedo a los bolcheviques)[3],sino simplemente por dequefóbico. Es probable que presente episodios de ansiedad generalizada, es factible que tenga dificultades para mantener la concentración, acceder al punto de vista del otro, eliminar la irritabilidad y la tensión muscular.

Aunque los especialistas recomiendan para estos casos intervenciones profesionales sistemáticas: terapia de exposición, desensibilización sistemática, terapia cognitiva e inclusive tratamiento con métodos de choque, en ocasiones es suficiente con que el dequefóbico cierre los ojos durante media hora; piense que la vida, la ciencia y el lenguaje no son siempre como parecen, sino como son; se convenza de que la gramática no es como nos la enseñaron “las maestras bondadosas y miopes” [4], deponga la arrogancia de gramatólogo y se disponga a gozar con las sorpresas que no dejará de proporcionarle la lengua aquella que lo hizo hombre.

Por su parte, si encontró menos de cuatro enunciados[5] incorrectos, es un dequefóbico moderado, ocasional. Ánimo, siga estudiando. La lengua castellana será para usted un objetivo conquistado. Será maestro, no se afane. Su dequefobia es ingenua y no le impedirá colmar con su sabiduría a los muchos discípulos que esperanzados lo reclaman.

Finalmente, si decidió que todos los enunciados (con excepción del 4, el 7 y el 9) son correctos, felicitaciones. Sobran razones para inferir que además de información lingüística, posee un pensamiento flexible, crítico y creador. Usted podría tener Hipengiofobia (miedo a la responsabilidad) o cinofobia (miedo a los perros) o tal vez miedo a los payasos (coulrofobia), al polvo (coniofobia), o a las mujeres hermosas (caliginefobia), o a la soltería (anuptafobia) o de pronto a las brujas (vicafobia) o simplemente a los suegros (socerafobia), o a ser tocado ( hafefobia), o a las cosas grandes ( megalofobia), pero por ahora está libre de la temida dequefobia.

JAIRO ANÍBAL MORENO CASTRO
Licenciado en Lingüística y Literatura. UD.
MG. lingüística española. Esp. Psicolinguística U. Habana.
Psicólogo.U.N

NOTAS:


[1] temores irracionales, miedos intensos, persistentes y desmedidos que llegan a ser incapacitantes y de alto riesgo. Con frecuencia, quienes las padecen son conscientes de que el terror sentido carece de fundamento, sin que ello lo elimine o aminore.

[2] y aquí espero se me disculpe y exculpe no el uso de la preposición DE, sino otra fea, narcisa y frecuentemente penalizada manía de utilizar la primera persona en documentos académicos.
[3] Que también podría ser
[4] De Benedetti, en: Hombre que mira a su hijo.
[5] Espero que no sufra de tetrafobia o fobia al número cuatro.

2 comentarios:

  1. ¡Qué buen Blog!¡me gustó y pareció muy interesante!
    Respecto a la "dequefobia" pues... no creo padezca eso de manera alarmante (por decirlo de alguna manera), aunque recuerdo bien que cuando estaba en décimo, públicamente un profesor mío me ridiculizó por ese "de que" en una exposición. Por eso tan prevenida con el asunto jajaja.

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  2. Soy bibliotecaria de la Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Colombia. Una usuaria nuestra requiere esta información.

    Si para el Grupo SIGNUM es fácil acceder a este documento les solicitaría por favor nos informen:

    TÍTULO ARTÍCULO: Protocolo modular de pensamiento, lenguaje y comunicación
    AUTOR: Moreno Castro, Jairo Aníbal

    En: El Hombre su pensamiento, su lenguaje y su comunicación
    Editorial Signum
    Colección Papeles de Tertulia
    Año: 1998? 1997?

    Y por favor escribir a:

    Isabel Guzmán García
    iguzmang@unal.edu.co

    Usuaria:
    luzmipatfono@hotmail.com

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