viernes, 19 de junio de 2009

De la peste del lenguaje, a la peste del silencio. (La depresión cognitiva)











Jairo Aníbal Moreno[1]
“El sujeto no llega a serlo por sus experiencias singulares, ni por su desarrollo autónomo, ni por la madurez neurológica ni por el despliegue de una libertad esencial, sino que está constituido como tal a partir de los requerimientos emitidos por la estructura social”( Braunstein)
Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé . . . En el quinientos seis y en el dos mil también.
( Enrique Santos Discepolo)


Aquella vieja peste del lenguaje.
Antes de subrayar la palabra menos corta de la siguiente oración ( “ No gana siempre distancia el hombre que más camina”) , tache una que no empiece en consonante ni termine en vocal. Todo ello, después de dibujar un círculo que no sea menos pequeño que un árbol y de haber ordenado(primero) la oración en cuestión de la palabra menos larga a la no menos larga. Recuerde que antes de realizar cualquier acción, debe firmar la hoja con el marcador que encontrará en el pupitre cuya llave está guardada en el cajón del escritorio del maestro.

Consignas como ésta, son en apariencia – y para no pocos, también en esencia - triviales, descontextualizadas y más propias para juegos insulsos de salón mientras termina la alocución presidencial y reinicia la telenovela, que para calibrar de manera fundamentada y consistente procedimientos cognitivos y gimnasias lingüísticas. A pesar de ello, tales tareas sirvieron hace veinte años[2] para perfilar la talla, los estilos y los mecanismos de procesamiento de información de un grupo de universitarios de distintas parcelas del saber y de diversas comunidades educativas nacionales.

Las respuestas que los varios miles de aprendices estudiados dieron a los desafiós formulados en aquella indagación de espíritu exploratorio y preliminar, sirvieron para ratificar el diagnóstico entonces formulado por Calvino ( 1989). Según el pensador y fabulador italiano una epidemia pestilente

azota a la humanidad en la facultad que más la caracteriza, es decir, el uso de la palabra; una peste del lenguaje que se manifiesta como una pérdida de fuerza cognoscitiva y de inmediatez, como automatismo que tiende a nivelar la expresión en sus formas más genéricas, anónimas, abstractas, a diluir los significados, a limar las puntas expresivas, a apagar cualquier chispa que brote del encuentro de las palabras con nuevas circunstancias.[3]

En efecto, así fue. Los resultados obtenidos conmovieron por el descuido de los sujetos escrutados hacia las secuencias temporales; alertaron también acerca de cierta actitud de desánimo para iniciar o mantener intercambios comunicativos; llamó así mismo la atención alguna dificultad encontrada para procesar enunciados con textura inversa, reversible o negativa.( no menos x) ; sorprendió la dependencia de los escolares a formas de expresión semánticamente planas, vestidas sin recovecos ni aderezos sintácticos. Los resultados alarmaron igualmente acerca de las inestables estrategias comprensivas utilizadas por los evaluados. Pusieron en evidencia la creciente y autística resistencia a la palabra, al verbo, a la novedad y a la sorpresa y forzaron la reflexión en torno de sus implicaciones intelectuales, de sus consecuencias en el aprendizaje, de sus efectos en la convivencia cotidiana.

En términos concretos, de los universitarios del estudio, no pocos transgredieron la secuencia de acciones. Una porción significativa de ellos, mostró su preferencia por los monosílabos SI, SI, SI, y a veces NO, EL, QUE y MAS, y al tiempo, su desafecto por palabras, según ellos no menos cortas como SIEMPRE, GANA DISTANCIA y CAMINA. Así que palabras como ETERNIDAD, SINIESTRA, DICTADURA, PARAMILITARISMO Y REELECCIÓN ( esta última, por fortuna no instalada aún en los archivos cognitivos del colombiano del milenio anterior) fueron descartadas. No fueron percibidas como “ menos cortas”.

De igual manera, quedó claro, penosamente claro, claramente claro, que los escolares nacionales- sobre todo los varones- prefieren los circulotes a los circulitos. Fue así como arboles pequeñitos fueron apabullados con poca consideración por círculos descomunalmente agresivos. La expresión “ no menos pequeño, fue entonces, asimilada curiosamente a no pequeño, es decir a grande, a muy grande. Hoy, veinte años despues, cuando la tendencia de convertir lo negativo en positivo es casi una consigna nacional, cuando los falsos positivos ,no son negativos vergonzosos, sino por el contrario” actos dignos de mención, por no decir notables”, como dijo y seguramente volvería a decir Benedetti, podría explicarse con mejores argumentos las razones de tales confusiones.

Motivada por las anticipaciones y propuestas para el siglo veintiuno, expuestas por Calvino[4], la investigación en referencia dejó al descubierto una tendencia lingüística y comunicativa preocupante. Fue suficientemente explícito, para el sector poblacional analizado, un estado casi general de desarreglo comunicativo, una escasez significativa de recursos expresivos y un deteriorado desarrollo comprensivo. Estado al que entonces denominamos sociopatologías de la comunicación y que fue caracterizado o tipificado ( como suelen decir los hombres del derecho) en cuatro entidades : adinamias comunicativas, estilos protolinguísticos, verbofobias y patosemias.

Como adinamia comunicativa, membrete acomodado de la neurolinguística más tradicional ( Luria, 2000), entendimos el desánimo para iniciar con espontaneidad circuitos conversacionales, la ténue regulación de la actividad a traves del discurso inteligente, el mínimo peso creativo en la actividad verbal. Por Estilo protolinguístico comprendimos en ese momento, la elementariedad formal de las expresiones verbales, el infantilismo sintáctico, el uso de estructuras linguísticas recortadas y con baja variación. Patosemia, concepto que queremos conservar, hacía referencia a la frágil comprensión discursiva, a las dificultades para procesar información con complejidades en la construcción sintáctico-semantica de los enunciados. El procesamiento sígnico se dificultaba ante formas poco ortodoxas de enunciación. (“ El hijo del hermano del padre de mi madre”). Finalmente, denominamos verbofobias, concepto próximo a la psiquiatría, a una innegable actitud de indiferencia, cuando no de repulsión, por la palabra – más la ajena que la propia – a cierto resquemor por el discurso, por la idea.

Las razones para que la inteligencia linguística tropezara con las barreras mencionadas, fueron de corte sociocultural. “Requerimientos emitidos por la estructura social”, más allá de las cada día crecientes amenazas afectivas y neurológicas. Aceptamos inicialmente la explicación de Calvino en el sentido de que en las sociedades contemporáneas la vida está signada por rasgos perversos que sesgan la convivencia: la rapidez ( “su llave en un minuto"), la extremada concreción, la tendencia al uni-forme, la levedad como norma, la superficialidad. Las anteriores son marcas sociales que dirigen la actividad intelectual por caminos llanos, preconstruidos para salir del apuro, para calmar las urgencias comuncativas sin riesgo de novedad ni de conflicto.

La peste del silencio. La depresión cognitiva, como una manifestación maligna de un estado de conmoción interior.

Desde el año 2007, con similares soportes conceptuales[5], con parecidas intenciones epistemológicas, aunque con instrumentos metodológicos más depurados, estamos realizando[6] una nueva exploración de los procesos del pensamiento y del lenguaje involucrados en tareas académicas de comprensión. Ésto, en un colectivo de universitarios y profesionales de tres instituciones nacionales de Educación superior . Los resultados, todavía no definitivos, pero sí suficientemente esclarecedores, muestran con relación a 1989, una situación notablemente agudizada. Los nuevos datos coinciden en lo fundamental con los reportes pesimistas que desde diferentes instancias[7] se han producido en las dos últimas décadas. Los resultados alcanzados por nuestros escolares en evaluaciones internacionales PISA, LLECE, SERCE, leídos en el marco de una reflexión pedagógica contempoiránea, confirmán no sólo que, como nos recuerda el tango, “ veinte años no es nada” , sino que

En razón a distintos determinantes socioculturales, somos - en verdad - una sociedad cognitiva y progresivamente deprimida, y que tal depresión está motivada definitivamente en el juego social convirtiendo a nuestros escolares en poblaciones de aprendizaje, significativamente vulnerables. Comprensivamente livianas. En ese escenario, la institución educativa, llámese universidad ( principal entorno de socialización del hombre actual) sus visiones, sus pretensiones, sus métodos, se convierten quizás en la primera fuente de barrreras para el aprendizaje, al tiempo que el maestro, en todos sus niveles de acción y esferas disciplinares, recibe un nuevo encargo social : contribuir con el desarrollo de los procesos intelectuales que hacen del aprendiz un ser mejor equipado para comprender y un humano mejor habilitado para vivir simbólicamente.

Por depresión debe entenderse aquí, la situación en la que algunos procesos, eventos o fenómenos se encuentran dramáticamente por debajo del nivel regular o esperado. En un escenario clínico, depresión ( en latín, abatido, derribado), es un trastorno afectivo, confundido desde Hipócrates con la melancolía. Trastorno comprometido con algo más del treinta y cinco por ciento de la infelicidad colombiana. Responsable en altísimo grado de tristezas, pérdidas de humor, rendimientos laborales deficientes, angustias sexuales y suicidios.

La historia ha dado fama a depresiones de diversa índole. Son, por ejemplo, famosas las depresiones de Hemingway, Virginia Woolf, Alfonsina Storni. Inolvidables , porque de ellas surgieron manifestaciones artíticas de sumo talento, las depresiones reforzadas con serios episodios delirantes de Van gogh , Rembrandt y Dalí. No hemos podido olvidar del todo la Gran depresión[8] norteamericana de los años treinta del siglo anterior ,conjurada por el depresivo y tartamudo Roosevelt. Su fantasma aún ronda las Bolsas de valores del mundo y todavía sigue alimentando más de una tertulia de historia económica.

Por su parte, la depresión cognitiva, nuevo mal del milenio que amanece, disfunción de incursión insidiosa y galopante, tiene como síntoma más notable el silencio. No el silencio que el hablante elige como estrategia discursiva para decir mucho sin tener que decir nada, sino el silencio que el entorno impone, que la alienación ordena y la represión motiva. Silencio ya no sólo por ausencia de palabras o por falta de son-ido, sino por angostamiento de los procesos superiores de significación y, en consecuencia, por estrechamiento de la comprensión de textos y discursos. Este nuevo mal trae consigo una recesión intelectual pestilente y sin tregua. Se hace visible especialmente en el relajamiento progresivo de dos módulos de la cognición: el RELACIONAL Y EL PRODUCTIVO, responsables directamente de la sentida defragmentación discursiva lo mismo que de las severas dificultades de contextualización que declaran los estudiantes colombianos. Sobre ellas, quisiera ocuparme enseguida.
En cuanto a lo RELACIONAL, debe anticiparse que es un aspecto principal y una cualidad definitoria de la condición humana. Es la posibildad que tenemos los humanos de percibir y procesar el mundo no como una suma de objetos, anécdotas y eventos, sino como una red dinámica , unitaria y compleja de significados. Simondon, el reconocido filósofo francés, desarrolló con acierto la tesis ya enunciada por Nietzsche, Spinosa, Croce[9] y Tarde.« el ser es relación » y en general « toda realidad es relacional ». Ni las palabras, ni las ideas, ni las imágines, viven en la mente humana como Robinson crusoe en su sosegada isla solitaria. Tal vez, ese sea el sentido de la confesión de Lacan: Mi discurso procede del siguiente modo: cada tèrmino se sostiene sólo en su relación topológica con los otros" [10].Ese puede también ser el motivo de esa carrera loca , en ocasiones irreflexiva y salvajemente instintiva, que emprendemos los animales racionales para conseguir relaciones irracionales, para relacionarnos , para aparearnos carnal y espiritualmente. Carrera extraña y absurda, sobre todo cuando se efectúa, como suele acontecer, después de haber realizado tantos y no menos intentos instintivos por romper las relaciones.
Es la relacionabilidad, el pensamiento relacional, la integralidad, o como a veces preferimos denominar, Ia conciencia o sentimiento de totalidad, una arista cognitiva de muy baja presencia en los escolares colombianos. El apego fanático por los detalles en contra de las totalidades; la tendencia a fragmentar la vida; la obsesión por la anécdota, por encima de la historia; la tendencia a leer palabras más que tramas conceptuales; el estilo de escritura que suma ideas inconexas que no progresan y carecen de unidad; la dificultad para pensar una teoría desde sus vínculos intertextuales; el aprecio en ocasiones desbordado por las disciplinas con desprecio por la mirada inter y transdisciplinar, la descalificación del otro por una circunstancia netamente accidental, la confusión de estar con ser ( “ es malgeniada, cuando sólo está malgeniada”, “Es bueno, cuando solamente está bueno” ) son comportamientos producidos por un pensamiento fragmentado, particularista, atomizado, sincrético, lineal y “plano”. Modalidad de pensamiento, aplaudida, exigida y reclamada por la escuela colombiana.
De acuerdo con Bacon el mundo está colmado de fanáticos, idiotas y cobardes (“Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde”). En ese mismo sentido aventuramos que la escuela nacional, con preferencia la universitaria, que por definición debe ser universal, integradora y flexible, es un territorio en el que cada día es más evidente que unos no quieren pensar; que otros –hay que decirlo- no pueden, que muchos no se atreven y que los más, quienes ostentan el poder para hacerlo, no dejan. Nos distraen con propuestas de detalle. Fanáticos, idiotas, cobardes y dueños del saber.

La PRODUCTIVIDAD o pensamiento aplicado, CONTEXTUALIZADO y productivo, es la segunda arista de la cognición superior encontrada en situación de depresión en la investigación no clausurada que aquí se comenta. Contextualizar es la meta del aprendizaje. Es la manifestación suprema de la mente humana. Signica transferir la palabra a la acción, la teoría a la práctica. En sentido llano, contextualizar es convertir en hechos el discurso. Usar la teoría para producir interpretaciones, soluciones, propuestas de acción, transformaciones reales y efectivas.

El pensamiento productivo y contextualizado es radicalmente crítico. Es creativo, constructivo e innovador. Es divergente, ello es, orientado hacia hacia destinos no convencionales. Es un pensamiento que acepta, admite y se fortalece en la contradicción.Todas las anteriores, son señales esquivadas por las instituciones escolares cuya misión pareciera ser contraria: la construcción de hombres angustiados por la novedad y el cambio; hábiles para consumir, medrosos para producir; bien equipados para creer, indispuestos para crear; hombres seriados, intolerantes, esterotipados. Como escribimos hace una década: “La escuela nos hace tan pequeños que no nos cabe lamenor duda”[11]

La depresión cognitiva, con sus síntomas de defragmentación y descontextualización, ataca decididamente la comprensión. Formas complejas de enunciación ( Luria, 200) en las que el procesamiento de la información requiere de movimientos relacionales y de desplazamientos contextuales, son incomprendidas en la escuela. No comprendemos textos sintácticamente exigentes. Perdemos el combate con las negaciones, las reversiones, las subordinaciones, las comparaciones ( “ Aunque,los maestros colombianos no son menos incomprendidos por las niñas que por sus jefes, su desempeño no es nada irresponsable”) . Cuesta mucho identificar en los textos consumidos, ambiguedades, contrariedades, incoherencias, presuposiciones, inconsistencias, propuestas deshonestas, intenciones prejuiciosas. Así, la vida intelectual del escolar queda letalmente reducida y el escolar mismo, sentenciado a un despliegue ingénuo de sus facultades inteligentes. Leer y escribir, actividades muy apetecidas en la educación por su conexión directa con el aprendizaje, son ejecutadas por todos, aprendices incluídos, con significativa impericia[12].

En verdad, si hay dificultades para articular en totalidades significativas los datos del entorno; si se complica situar dichos datos en sus escenarios contextuales, en sus marcos críticos de interpretación; si pensar es actividad socialmente obstruida, tales circunstancias podrían juzgarse como “menores” ante el tamaño de las afugias cotidianas:Pirámides que se derrumban, la paz que no se tiene, no se busca y se escabulle. Salarios cada día más mínimos, argucias políticas de dudosa claridad. El hambre que atraganta. Dolores que no cesan. Despidos que acobardan.

Ahora, si la humanidad ha podido sobreponerse a tanta peste, si ni la sifilis[13] ( sifilización) que acabó con Rimbaud, Mussolini, El rey David, el paciente Job, el mal recordado Herodes, ni la tuberculosis que hizo ceder a Chopin, a Musset, a Spinoza, ni menos la sordera de Thomas Edison, Graham Bell ,Churchill, Reagan, y Francisco de Goya (sordera), ni la epilepsia de Jonathan Swift, Flaubert, Dostoïevski, del magno Julio César, de Moliere, no acabaron con la ciencia, ni minaron las artes, ni nunca jamás refundieron la pasión por las metáfora, entonces por qué tendríamos que afanarnos en razón a que el hombre actual, comprenda poco y mal o , como repetía Del val ( 1990)[14], resuelva sus problemas lógicos de manera ramplona, superficial y concreta. Por qué tendría que preocupar la sentencia de que los nacionales alfabetizados comprendan menos de lo que pueden, necesitan, deberían, quieren y presumen.

Con el ánimo de escamotear la importancia de la depresión cognitiva y de “bajarle la caña” a sus repercuciones sociales, también podría decirse, que los problemas de comprensión o del lenguaje han sido, son y serán más frecuentes, mejor soportados y menos incapacitantes que el estreñimiento, los celos, la envidia, y el resfriado. Puede arguirse con aceptables posiblidades de con-vencer, que a pesar de su tartamudez pudieron hablar y hablarnos mucho y muy bien, Lewis Caroll, Aristóteles, Miguel de Cervantes, Darwin , Newton , Churchill , Borges y Virgilio. Puede decirse que Marylin Monroe con su habla ametrallante y disfluente, sigue motivando insomnios y ocasionando más de un tartamudeo. Puede también apelarse al éxito alcanzado( y de qué manera) en el mundo de la política, las letras, las artes, la ciencia y la inteligencia por Da Vinci ,Mozart, Bernard Shaw, Picasso, John F. Kennedy, Eisenhower, Einstein, Galileo, Pasteur, Baudelaire, Maupassant, Einstein, Bill Gates, quienes a punta de talento escaparon de las zancadillas que la dislexia y otros infortunios neurolinguísticos imponen sin recato.

Es cierto. Una peste más, no tendría que ser intolerable. Podríamos superarla –se diría -. Si el mundo sobrevivió a la voracidad de Hitler, al compulsivo instinto carnicero del Ugandés Idi Amín, a la sociopatía sin límites de Jack El Destripador, una epidemía nacional de patosemia, sería mucho menos que una tos inofensiva. Por otra parte, si el continente americano, no salió del mapa, no se volvió incontinente a pesar de los embates sanguinarios de Pinochet, Somoza y Videla, el destino nacional después de una peste de incornprensión, no parece nada pesimista, y, finalmente, si no obstante la cantidad de trabas de este escrito, colmado con sevicia de negaciones y agujeros negros, hemos refrenado las ganas de exiliar a quien lo escribe, cualquier afrenta podría resistirse.

No poder comprender por ausencia de recursos para relacionar y contextualizar, síntomas preferentes de la depresión cognitiva, es una situación teóricamente deficiente que ,como otras, tiene a convertirse en norma social. Si sólo el uno por ciento de nuestros escolares de 15 años, muestran altos rendimientos de comprensión[15], no falta quien interprete que en el país ese uno por ciento de esolares son sobredotados y el 99 por ciento restante, regulares o estadísticamente “ normales”. Toda crisis, toda peste, es derrotable. Con mayor razón la peste del silencio que por su naturaleza es inaudible, indolora, inolora e intangible. Así la depresión cognitiva pueda, como suele ocurrir , no ser reconocida, ser subvalorada o transformada en un rasgo idiosincrático, es urgente, es profesionalmente ético, enfrentarla por lo menos en el discurso académico. Es ése, un escenario pertinente.

“ Nadie podrá quitarnos la esperanza” anuncia una valla cubana levantada en el centro mismo del corazón habanero. Nadie, por poderoso que sea, por cerca que se encuentre. Por eso, maestras y maestros, decanos y decanas, rectoras y rectores, ministros y ministras, hombres públicos y mujeres destacadas, hombres de mundo y mujeres sabias, es indispensable para superar las restricciones intelectuales promovidas por la sociedad y las acciones pedagógicas ortodoxas, quebrar en el discurso y en las prácticas de aula, la hegemonía de los paradigmas dominantes. Es necesario, entonces, repensar tanto las concepciones pedagógicas como las didácticas que a diario las materializan. Es urgente pensar que la misión nuestra sigue siendo “Formar a los futuros ciudadanos para que sean aprendices más flexibles, eficaces y autónomos, dotándolos de capacidades de aprendizaje y no sólo de conocimientos específicos que suelen ser menos duraderos”[16].

Este encargo sólo puede ser cumplido a cabalidad cuando, superando los paradigmas tradicionales, enfáticamente simplistas, los conceptos y las estrategias pedagógicas se dirijan hacia la otra orilla. Es el momento de alcanzarla. Hay tiempo favorable para la acción. Porque si bien

El hombre no está cargado con todos los pecados del mundo…hay un sentido de la responsabilidad histórica que hace al hombre colectivamente responsable de variar lo que puede ser cambiado y que nos recuerda que no actuar es la peor, las más sórdida manera de la acción. [17].

La tarea para hoy es la implementación de prácticas académicas que de manera oportuna adecuada, alegre y especializada, garanticen para al Hombre la esperanza de ser definitivamente el animal mejor dotado, el más apto no sólo para destruir y destruirse ,sino también para hacer de la vida y de su vida un espacio de convivencia creativa y un lugar de encuentro de inteligencias realmente comprometidas solidariamente en forjar un destino grato. Destino en el que la repetición improductiva y el almacenamiento servil de información, sean comportamientos sustituidos por la producción crítica y gozosa de alternativas propias.

Ese es el camino más corto y más genuino para buscar la libertad. Porque educar es liberar, porque pensar es libertad, porque lenguaje es libertad, porque libertad es libertad.


NOTAS:
[1] Psicólogo y Licenciado en Lingüística. Profesor Universidad Distrital, Universidad Pedagógica Nacional.
[2] En una investigación realizada en cinco universidades, en facultades de psicología,Fonoaudiología, Educación e ingeniería con estudiantes de pregrado.Ver, Moreno,jairo.La del lenguaje,última peste del milenio.En: revista Arte y conocimiento, Inpi, Bogotá, 1992.
[3] En: Calvino, Ítalo. (1989). Seis propuestas para el próximo milenio.Ediciones ciruela, madrid.
[4] Muerto en 1985 muy poco antes de que pudiera formularlas en el ciclo de conferencias destinado a académicos norteamericanos.
[5] Psicolinguística genético-estructural,neurolinguística discursiva,lingüística cognitiva.
[6] El reconstituido grupo de investigación en pensamiento y lenguaje SIGNUM, Aula abierta.
[7] : UNESCO, Laboratorio Latinoamericano para la evaluación de la educación, Ministerio De Educación Nacional, Icfes, directivos académicos, maestros y estudiantes.
[8] Nombre con el que se conoce al periódo que siguió a la crisis económica de 1929 y que tuvo efectos recesivos de alto impacto.
[9] “Aquellos que quieren pensar filosóficamente un concepto aislado, sin tener en cuenta a todos los demás, son como médicos que quieren curar un órgano sin tener en cuenta la totalidad del organismo”. Croce Benedetto. La lógica como ciencia del concepto puro.
[10] Lacan, J. Escritos,México, Siglo xxi, 1988.
[11] MORENO,J. La escuela nos hace tan pequeños que no nos cabe lamenor duda”. En: revista Papeles,UAN, Bogotá, 1998.

[12] Formas elementales de escritura ( protoescritura) e intentos lectores insípidos por su literalidad y frialdad, tienden a ser la norma. Aún en las rutinas universitarias.
[13] Las notas que siguen,pertenecen a “Un extraño en mi cama. De las afasias y otros desafios al cerebro, a la escuela y al lenguaje”, artículo en elaboración, que discute la esencia , trascendencia e implicaciones en el aprendizaje de las barreras psiconeurológicas del lenguaje.
[14] Ver, Juan Del Val, animismo y pensamiento infantil, Cátedra, Madrid, 1986.
[15] Pruebas Pisa, 2006.
[16] Pozo, I, Monereo Carlos.El aprendizaje estratégico. Aula xxi, Santillana,Madrid, 1998.
[17] Agostí, Héctor. El hombre y la masa. En: El hombre nuevo, Ediciones Martínez Roca, Barcelona, 1971.

3 comentarios:

  1. Para no caer en verbofobias o patosemias la gente parece que no ha podido evitar callarse los comentarios a tan elaborado articulo que no de manera cerrada va directo a la razon de nuestro silencio. Aplausos maestro Jairo y gracias.
    Alexander Chapeton Morales.

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  2. siendo algo que vivimos, vemos y nos relacionamos con el, al darle palabras tiene mucho sentido y mas que tener sentido, tiene forma; se puede decir que la semilla que regamos todos los dias para sembrar un árbol de pereza intelectual es el miedo al cambio, en una sociedad ortodoxa los acontecimientos a los que no estamos acostumbrados nos son indiferentes, siendo que podemos aprender de cualquier cosa y mas, de lo que no sabemos.

    felicidades profesor Jairo por su buena redacción y flexibilidad intelectual y critica

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  3. Entro en este lugar como anónimo, sé que el maestro me conoce, ya que la elaboración que haré sobre una de sus muchas conferencias debe ir cargada de un poco de esto. Maestro, gracias a usted, y en el tan poco tiempo que le conozco, asombrado, siento que ha sido la manera más certera y única de ayudarnos a los estudiantes a conocer la educación desde otras concepciones. Gracias por este artículo que se ha perpetuado como su predecesor después de tanto tiempo que ha pasado, y aún se perpetúa en la historia. Gracias.

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